La llegada del Fenómeno del Niño se hizo notar con fuerza en la segunda mitad del 2023 y se prevén nuevos picos para febrero y marzo de 2024.
Guillermo Collazos, jefe del Área de Hidrología de la Comisión Técnica Mixta Salto Grande, contó cómo ha sido el trabajo de la represa durante esta primavera lluviosa y dio detalles de lo ocurrido en la cuenca alta del río Uruguay, donde las precipitaciones alcanzaron niveles históricos.
«Los aportes de lluvias de noviembre de 2023 han sido récord absoluto en estos más de 42 años de existencia de Salto Grande. Hemos tenido casi 23.000 metros cúbicos por segundo de promedio, que implica que los caudales sean muy altos», explicó.
Este panorama tiene directa relación con las precipitaciones que generaron crecidas en la cuenca alta, con la particularidad de que fueron muy intensas y también extendidas en el tiempo, ya que perduraron durante octubre y noviembre con tres ondas sucesivas de crecimiento.
Si bien las previsiones de los especialistas que trabajan en la represa anuncian un descenso en la intensidad de precipitaciones durante diciembre y enero, el Fenómeno del Niño tomaría más fuerza en febrero y marzo del 2024.
«Hacia el final del verano se recrudecería su efecto y tenemos que seguir alertas: no sólo nosotros sino también los habitantes que están cerca del río, porque estas situaciones de crecida pueden darse a principio del año que viene», agregó.
El rol clave de atenuar el impacto de la creciente
Cabe destacar que la crecida generó severas complicaciones en las ciudades costeras del Río Uruguay en Entre Ríos. En Concordia, por ejemplo, el número de evacuados por inundaciones superó las 1.500 personas. A la vez, en el litoral uruguayo, el avance del agua hizo que hubiera más de 3.500 desplazados de sus hogares.
Ante este tipo de eventos meteorológicos inevitables, la Represa Salto Grande cumple una función central que es la de atenuar el impacto de la creciente para evitar mayores complicaciones a las ciudades que están cuenca abajo.
La administración del caudal del agua que se va liberando desde la represa le da tiempo a las ciudades costeras, que pueden tomar medidas precautorias y prepararse para el avance del agua, con el objetivo de evitar consecuencias más graves.
«Desde la Represa de Salto Grande hacemos el seguimiento continuo de las condiciones hidrológicas en toda la cuenca del Río Uruguay, que es muy extensa y cuenta con 440.000 km2; algo equivalente a las superficies de la Provincia de Buenos Aires y La Pampa sumadas», detalló Collazo.
Y agregó: «En el Manual del Agua, que es el que establece cómo tenemos que operar, tenemos diferentes modos; una vez que entramos en modo crecida, la parte de generación de energía eléctrica queda subordinada a la atenuación de la crecida, es decir, no se está buscando generar más sino que se busca proteger a las localidades de aguas abajo».