Visitamos el proyecto de Inver Cultivos Hidropónicos en Sauce Montrull, Entre Ríos, para conocer más acerca de este método de agricultura sustentable que aporta enormes beneficios al cuidado del medioambiente.
Leandro Escher, uno de los socios, definió: «La hidroponía es una técnica productiva que produce sin utilizar el suelo: los alimentos y nutrientes que las plantas necesitan para crecer se aportan a través del agua».
Se trata de un sistema de producción que permite que la raíz de los cultivos esté en contacto directo con una solución líquida, que contiene los nutrientes necesarios para que las plantas puedan desarrollarse, reemplazando así al suelo agrícola.
Los beneficios que tiene este método de agricultura son diversos, ya que al tratarse de una técnica sustentable, se garantiza un correcto aprovechamiento de los recursos y una optimización del tiempo de producción.
Inver Cultivos Hidropónicos produce verduras que se cosechan y consumen en el mismo día. Su producción y sistema de distribución les permite abastecer con productos frescos y de primera calidad a más de 20 verdulerías de la región.
Las ventajas de la hidroponía
En comparación con el método de cultivo tradicional, la hidroponía ofrece un número de beneficios basados en la sustentabilidad. La técnica permite una mayor eficiencia en el uso del agua y un control minucioso que favorece un producto de mayor calidad.
Además, ocupa menos lugar y otorga un mejor ritmo de producción. «En menor superficie, uno puede producir más alimento. Se habla de hasta 10 veces más», destacó Escher.
«Al estar alejados del suelo, se reduce el impacto de las plagas. El control se puede hacer de una forma más natural. Hay ciertos momentos en los que la planta no requiere ningún tipo de intervención; entonces, uno puede conseguir un producto de muy buena calidad y es una calidad sostenida», agregó el emprendedor.
Por otro lado, se refirió al recurso humano necesario para llevar adelante el proyecto y destacó: «Las personas que trabajan lo hacen en un ambiente más controlado y hay menos fatiga; además, con menos personal, uno puede manejar una mayor cantidad de producto».
«El producto tiene calidad porque es un producto limpio, que se cosecha con la raíz, por lo que tiene más durabilidad en góndola. Te permite tener cierta previsibilidad en la producción. Nosotros podemos dar garantías de entrega, independientemente de las condiciones climáticas, y podemos conservar precios», aseguró Escher.
Un proyecto en común que dio sus frutos
Inver Cultivos Hidropónicos está ubicado en RN18 km 19,5 en Sauce Montrull, a pocos minutos de Paraná. El proyecto surgió como una idea entre amigos y, según comentó el joven emprendedor, «es un desafío», que sin dudas volvería a elegir.
«Es un proyecto que uno puede iniciar, y de hecho lo recomiendo, con un tipo de producción a nivel hogareño. Con una inversión muy baja se pueden tener estos cultivos en su casa. También en escuelas, restoranes hasta en el techo de una casa uno podría producir», agregó Escher.
Hidroponía: ¿cómo es el ciclo productivo?
«Estos sistemas se llaman NTF. Son sistemas de canaletas donde uno coloca las plantas, se bombea agua y, por gravedad, va pasando y forma una fina capa con la que la raíz está en contacto», explicó el emprendedor.
A través del líquido pueden controlar no sólo las concentraciones de los nutrientes sino también la humedad y la temperatura. «Buscamos que la planta tenga lo necesario para crecer de la forma más rápida posible», agregó.
En Inver Cultivos Hidropónicos comienzan el ciclo productivo desde la semilla, aunque también es posible hacerlo desde el plantín. Los trabajadores realizan la siembra según el tipo de cultivo. Por ejemplo, la lechuga lleva una semilla por posición, mientras que la rúcula necesita siete u ocho.
«Hay una forma artesanal de colocación de semilla que puede ser a mano; nosotros, que estamos buscando una producción más masiva, tenemos un sistema para acomodarlas en la espuma fenólica, que no aporta ningún nutriente a la planta sino que simplemente es una estructura para la raíz», comentó Escher.
Una vez concluido ese paso, se las coloca en unas cajas por 24 horas y se las mantiene a la sombra, «para que la semilla rompa». De ahí, la planta pasa a la mesada de maternidad por unas dos semanas, hasta que larga sus primeras hojas. El tiempo de este proceso varía según el cultivo y la época del año.
«Cuando tira las primeras hojas, se separa la espuma fenólica (que ya viene troquelada) y cada uno de esos cuadraditos se coloca en las posiciones que vemos en las canaletas», indicó.